¿Porque todas mis relaciones terminan mal?

Eran las 8:45 de la noche cuando Elisa llegó al apartamento de su amiga. Se sentía destrozada luego de que Pedro hubiera decidido terminar la relación de casi dos años. Horas antes le había comunicado que a pesar del sentimiento que sentía hacia ella, no podía continuar la relación debido a las diferencias que constantemente tenían y que a pesar de los múltiples intentos de trabajarlas no lograban resolverlas. Para él ya sus conflictos con ella se habían vuelto rutina. Se sentía juzgado, desvalorado y presionado. Para Elisa, ya esta era la tercera relación que perdía por lo que terminaba preguntándose: “

¿Qué hacer cuando se termina una relación?

                Terminar una relación y no darse la oportunidad de reflexionar sobre lo ocurrido es asegurarse volver a caer en la misma experiencia difícil una vez se inicie una nueva relación. Por lo tanto, es importante ver cada relación como una experiencia de vida en la que se logra tanto conocerse más a sí mismo como también identificar la lección o lecciones que se necesitan aprender para así poder aplicar lo aprendido en la próxima relación. De lo contrario, cada error cometido se volverá a cometer y cada relación iniciada se volverá a perder.

Preguntas que son necesarias hacerse

                Una vez se termine una relación, tomarse tiempo para considerar lo ocurrido es un camino necesario a recorrer. Si se quiere obtener respuestas a las interrogantes sobre la propia persona, es necesario el auto-análisis, la reflexión y honestidad. Tales respuestas revelaran el interior de cada cual, los miedos, los temores, y las inseguridades.

Ahora bien, ¿qué preguntas son entonces las que hay que hacerse? Entre muchas de las preguntas que se podrían hacer, una de las más significativas puede ser aquella que explore los errores que se cometieron en la relación y que abonaron a la ruptura de la misma. ¿Cuáles son esos posibles errores? Veamos algunos de ellos.  

Errores más comunes en las relaciones de pareja

  • Huir muy rápido: terminar la relación sin antes darse la oportunidad de dialogar y considerar la posibilidad de buscar maneras alternas de resolver las diferencias. Hacerse esto no da el margen necesario para poder considerar el potencial que pueda tener la relación.
  • Egoísmo: considerar solamente lo que se quiere y se necesita y obviar o ignorar lo que la otra persona quiere y necesita. Es querer complacerse a sí mismo y no actuar para complacer al otro.
  • Asumir: pretender que la percepción y/o interpretación propia es la correcta y/o que no es necesario decir algo que se considera lógico u obvio. 
  • Esperar que el otro cambie primero: es entender que el otro debe cambiar primero para uno poder actuar a favor de la relación. Hacerse esto es no darse la oportunidad de influenciar el cambio del otro a través del cambio de la propia persona por esperar a que el otro cambie primero.
  • Ser juez: asumir el rol de juez al juzgar las acciones del otro. Lo contrario a ser juez sería desarrollar la curiosidad para entender la experiencia del otro por medio del diálogo, la comprensión y la empatía.    
  • Reclamar y presionar: es exigir, reprochar, y/o demandarle al otro. Estas acciones provocan defensa, y un sentimiento de presión en la otra persona.   
  • Dar por ganado al otro: es no esforzarse por agradar al otro. En otras palabras, es no actuar proactivamente para afirmar de forma frecuente el amor a la otra persona.
  • Ahogar: es no brindar espacio personal a la otra persona.  
  • Controlar: querer que las cosas se hagan a su modo e inclusive, que la otra persona actúe también a la manera del otro.
  • Ser reactivo: es no pensar antes de actuar o hablar.
  • Desesperarse: no lograr manejar la ansiedad o la incertidumbre que le provocan ciertas situaciones. Situaciones que, por demás, requieren de tiempo para que puedan solucionarse.     
  • No consultar: decidir y actuar sin comunicarle al otro.  
  • Justificarse: dar excusas, lo cual lleva a no reconocer los errores ni asumir responsabilidad por los mismos.  
  • No validar: no afirmar con palabras y hechos el valor e importancia que tiene para el otro la emoción que experimenta en cierto momento.
  • No valorar: no afirmar con hechos y palabras las acciones positivas del otrohacia la relación y/o familia.
  • No sanar ofensas pasadas de antiguas parejas: no procesar las heridas pasadas y terminar proyectando las mismas en la pareja actual. Ejemplo: acciones basadas en el miedo a que la pareja actual sea infiel como lo hizo la pareja pasada.
  • Idealizar al otro: no ver al otro en su complejidad como ser humano incluyendo tanto sus fortalezas como sus debilidades.  
  • Expectativas irreales: esperar algo del otro que sobrepase su capacidad actual.
  • Que el mundo gire en torno a ese otro ser: en vez de tener su propia vida para compartirla con la pareja; su vida es la vida de la pareja.  

Relación: terreno fértil para crecer

Las relaciones de pareja son el terreno fértil perfecto para que un ser humano desarrolle todo su potencial como individuo.  En ellas, las dos personas logran alimentarse así mismas de lo que cada uno tiene para darle al otro. Son, literalmente, espejos el uno del otro en donde cada cual puede ver sus fortalezas y debilidades.

Aprovechar esa interacción relacional para poder identificar las áreas a trabajar y poder mejorar en el ámbito social es la máxima meta en cualquier relación humana, en especial, en las relaciones de parejas debido a la intensidad y profundidad de las emociones que se generan en las mismas. Así que, veamos cada relación de pareja como una oportunidad de crecimiento.

Dra. Libna Sanjurjo. La autora es psicóloga clínica con práctica privada en Hato Rey. lasanjurjo@gmail.com

Nueve acciones a realizar en la relación de pareja

   Cuando Tobías conoció a Amelia, su agenda estaba bastante ocupada. Era estudiante de derecho, más trabajaba a tiempo parcial y practicaba uno de sus hobbies favoritos de forma frecuente. Por otro lado, Amelia, compartía una agenda similar con la añadidura de su participación activa en su comunidad religiosa. Sin embargo, el interés de ambos por trabajar la relación era tal que lograban organizar su agenda de manera que lograban crear tiempo para trabajar aspectos esenciales e importantes en lo que era la construcción de su relación. Ambos sabían que, de no hacerlo, no lograrían conocerse para poder establecer un compromiso en el futuro. 

                Al presente, llevan cinco años de casados. Sus agendas están más cargadas que hace seis años. Sin embargo, la práctica que tuvieron en su noviazgo les permitió prepararse para lo que sería la vida matrimonial. Día a día buscan activamente crear el tiempo para aquello que sostendrá la relación y que es importante para la misma. Ahora bien, ¿cómo se logra la creación del tiempo? La misma se logra a través de una buena administración del mismo.   

Administración del tiempo        

                La administración del tiempo en la relación de pareja es clave para que ésta se sostenga. Administrar implica lograr utilizar el tiempo que se tiene de forma sabia, organizada y eficiente. Inclusive, en muchas ocasiones administrar implica también crear tiempo donde no existe. Tanto la utilización como la creación del tiempo requiere el establecimiento de prioridades, reprogramación de compromisos, y flexibilidad ante los imprevistos y demandas del día a día.

¿Tiempo para que…?

                Identificar aquello a lo que hay que dedicar y crear tiempo es esencial para poder administrar sabiamente el tiempo. Las mismas pueden ser varias, mas intentaré identificar aquí las que considero más fundamentales. Estas serían: esperar, actuar, estar solos, recesar/descansar, enamorar, pensar en el otro, compartir y escuchar. Veámoslas en detalle.

  • Esperar: ¿Esperar qué? Por ejemplo, en ocasiones, se requiere tiempo para esperar que la otra persona logre procesar lo que se le comunicó; calmar sus emociones; y/o tomar decisiones. Apurar al otro o presionarlo es contraproducente para la misma relación, y a su vez, es una manera de no respetar su necesidad de tomarse su tiempo.
  • Actuar: hay ocasiones en que la misma ansiedad o los miedos obstaculizan la toma de acciones a favor de asuntos que impactarían positivamente la relación como pudiera ser resolver problemas financieros, de salud, del hogar, de la misma relación de pareja o de las relaciones con los hijos u familiares. La falta de acción en asuntos similares podría provocar frustración, decepción, ansiedad o cansancio en el otro. Por tal motivo, es esencial manejar las emociones que obstaculizan la toma de acción, para eventualmente poder actuar cuando se requiera.  
  • Estar solos: ciertamente el ser humano es gregario y relacional, mas esto no implica que no necesite de tiempo a solas para disfrutar de aquellas tareas y/o actividades que le guste hacer consigo mismo. Más allá de eso, estar solo permite pensar en si mismo, en sus necesidades, deseos, conductas hacia los demás, motivaciones e intenciones. Sin duda alguna, la reflexión interna es lo que permite determinar cómo estamos conduciendo nuestras vidas y si lo que hacemos nos dirige hacia el bienestar de la relación.
  • Recesar/descansar: entender que no somos maquinas es indispensable para crear tiempo para el descanso y la relajación. Buscar activamente la manera de crear ese tiempo es una manera de amarnos a nosotros mismos al reconocer nuestra vulnerabilidad como seres humanos y validar nuestras emociones de cansancio y estrés entre otras. Ignorar esas señales que nos da el cuerpo es no amarnos.
  • Enamorar: enamorar a la pareja debe ser una meta que nunca se expire. Constantemente es indispensable mantener viva esa llama del romance y la conquista. De tal forma se estaría valorando y apreciando al otro al no darlo por ganado.
  • Pensar en el otro: Si difícil es sacar tiempo para pensar en uno, más difícil puede llegar a ser sacar tiempo para pensar en las necesidades del otro y de sus emociones. Si este ejercicio no se realiza de forma consciente, se está obstaculizando el proceso de lograr ser empático y comprender al otro, y aún más, el poder llegar a acuerdos con éste durante la resolución de conflictos. Tal práctica permite que los acercamientos hacia el otro no sean egoístas sino más bien bondadosos.  
  • Compartir tiempo en pareja: sacar tiempo para compartir actividades entretenidas para ambos debe ser una prioridad en cualquier pareja. De lo contrario, la misma se puede convertir en una de deberes y trabajo y no de disfrute.
  • Escuchar: sacar tiempo para escuchar lo que el otro tenga que decir es un acto de consideración y bondad. No escucharlo es desvalidar las emociones que pueda estar experimentando e imposibilitando el que pueda satisfacer su necesidad de comunicarse y conectarse con el otro por medio de la comunicación.

Creando tiempo para lo importante

La vida no puede pasar en automático. Son las personas las que deciden que hacer y qué no hacer con su tiempo. Las excusas, justificaciones, y quejas cumplen su función de mantener al ser humano en su zona de comodidad. Son los factores perfectos para que vivamos vidas en rutinarias, y poco satisfactorias. Crear tiempo para lo importante es lo que permitirá que verdaderamente se pueda experimentar una vida con la que se experimente satisfacción y alegría. Así que, ¿estás sacando tiempo para lo importante?

Dra. Libna Sanjurjo. La autora es psicóloga clínica con práctica privada en Hato Rey. lasanjurjo@gmail.com

No le huyas a los procesos en las relaciones de pareja. ¡Abrázalos!

Tomar clases de pintura al óleo ha sido una experiencia fuera de lo común. Increíblemente, me ha enseñado mucho sobre la vida, específicamente sobre los procesos. Y es que, pintar al óleo requiere de varios pasos para que al final se pueda apreciar la obra terminada. Sin duda alguna, comprender todo lo que tuvo que hacer el artista antes de que se pudiera contemplar la obra permite valorar y apreciar aún más la creación del pintor.

El proceso de crear requiere de tiempo y paciencia. A su vez, con la contemplación, acción en donde se logra ver aquello que a simple vista no se ve, se logra resolver todos los distintos problemas de la pintura, problemas tales como la composición, el color, y el valor entre otros.

Así que, a medida que se va resolviendo cada problema, se va avanzando en el proceso de la creación de la obra. Con cada solución, se va comenzando a apreciar la intención del cuadro y se va visualizando el resultado final.  

Algo interesante durante el proceso es que en ciertas etapas del proceso se requiere deconstruir lo construido, ósea lo pintado hasta esa etapa, con el fin de volver a construir sobre lo deconstruido, para luego volver a deconstruirlo nuevamente, y finalmente volver a construir hasta ver la intención de la pintura.    

¿Qué son los procesos?

                Los procesos pueden iniciar en diferentes momentos de la vida. Unos son más llevaderos que otros, e inclusive pueden ser de corta o larga duración pero, sin lugar a duda, todos retarán las capacidades del individuo e impactarán su estado anímico.

Por lo general, se componen de etapas o pasos que requieren que sean experimentados y atravesados por la persona. A su vez, cada etapa, requiere de la realización de acciones que al ser ejecutadas, permiten que se domine ciertas destrezas y/o habilidades o se genere cierto aprendizaje que capacitará a la persona que pasa por el proceso para que pueda obtener y disfrutar a plenitud la finalidad o resultado deseado.

 Existen una variedad de éstos. Por ejemplo: comprar una casa; mudarse de país; ser admitido a una universidad; y muchos otros más. Todos requieren de acciones escalonadas que lleven al fin esperado. Dentro de éstos, están aquellos presentes en lo que son las relaciones de pareja.   

Los procesos en las relaciones de pareja 

                Los procesos en las relaciones de pareja, por la naturaleza misma de la relación, tienden a ser bastantes retantes debido a que el resultado deseado no depende 100 por ciento de una sola persona. De modo que, el hecho de que sea un proceso que involucra a dos implica la posibilidad de no recibir el resultado deseado a pesar del esfuerzo que haga una de las dos personas en la pareja.  

                Ejemplos de procesos en las relaciones de pareja pueden ser: la recuperación luego de una infidelidad; el recuperar la confianza del otro; el volver a conectarse emocionalmente con el otro; el lograr adaptarse y manejar crisis que experimente uno de los dos o ambos; la etapa de crianza; el nido vacío entre muchos otros más.  

La similitud entre la pintura al óleo y las relaciones de pareja

                La contemplación, presente en la creación de la obra, es de igual forma esencial en los procesos presentes en la relación de pareja. Así que, si ambos procesos pueden llegar a ser similares, la pregunta a hacer sería: ¿qué tenemos que contemplar en los procesos de pareja? Pues bien, necesitamos contemplarnos a nosotros mismos. Observar nuestras acciones, emociones, pensamientos, objetivos, intenciones, expectativas y prioridades, lo cual permitirá la auto-evaluación de la persona y el desarrollo de la conciencia de cómo se está impactando la relación de pareja con las acciones propias.

                La información obtenida en ese proceso de auto-contemplación, al igual que en la pintura al óleo, asistirá a su vez en la resolución de los problemas que enfrenta la relación. Tales problemas están directamente relacionados a los mismos miembros de la relación. ¿Cuáles podrían ser esos problemas? Bueno, falta de madurez; pobre conciencia del impacto de su conducta en el otro; pobre manejo de emociones; resentimiento; conflictos sin resolver del pasado; desconfianza; falta de empatía; pobres destrezas de comunicación y resolución de conflictos; y/o traumas del pasado entre muchos otros más.

                Por último, las acciones de construir para luego deconstruir que se dan en el proceso de la pintura al óleo serían el equivalente a los conflictos que van surgiendo en la relación y que se van resolviendo poco a poco. Cada conflicto que se enfrenta puede sacar a relucir emociones difíciles de manejar, lo cual podría ser equivalente a esos procesos de deconstrucción que se dan en la pintura. No obstante, resolver el conflicto sería a su vez el equivalente de volver a construir utilizando la analogía de la pintura. De modo que, a medida que se resuelven los conflictos en la relación, se va fortaleciendo la misma, al igual que en la pintura en donde con cada acción de construcción/deconstrucción se va revelando la intención de la pintura.  

Procesos que valen la pena atravesar

                Abrazar los procesos en las relaciones de pareja requiere de paciencia, tolerancia, persistencia, disciplina, consistencia, humildad, honestidad y determinación. Sobre todo, el objetivo debe estar puesto en el crecimiento personal de forma tal que se pueda manejar la frustración que se podría experimentar cuando la pareja no reacciona como la persona quisiera que reaccionara.

Ver el proceso como la oportunidad de obtener el crecimiento personal necesario para poder construir y mantener una relación de pareja será la recompensa primaria independientemente que la relación se mantenga o se disuelva. Si se mantiene, sería esa la recompensa secundaria. Verlo desde esa perspectiva promueve que cada persona se mantenga motivada en el proceso.  

Y sí, sin lugar a duda, vale la pena atravesar los procesos en las relaciones de pareja porque de la misma forma en la que en la pintura al óleo se logra apreciar aún más el esfuerzo realizado por el pintor en la obra terminada luego de conocer el proceso por el cual atravesó la pintura, pasar por estos procesos en las relaciones de pareja permite que se valore, aprecie y proteja la relación como una de las cosas más apreciadas en la vida. Solo valorándola, apreciándola y protegiéndola se podrá mantener viva la relación de pareja. 

Dra. Libna Sanjurjo. La autora es psicóloga clínica con práctica privada en Hato Rey. lasanjurjo@gmail.com

Aburrimiento: Prohibido en nuestra relación

Muchos de ustedes se acordarán de ese anuncio de televisión donde los miembros de la familia cantaban a coro: “lo miiismo, lo miiiismo”. Era evidente que para esa familia era casi una tortura tener que comer todos los días el mismo menú. No hay duda de que lo mismo cansa y aburre.

A su vez, el aburrimiento es opuesto a la diversión, la cual se define como una necesidad emocional que necesita ser satisfecha.  Necesitamos y queremos tener momentos felices, conversaciones amenas e interesantes; necesitamos reír tanto como necesitamos tomar agua y comer.

Pero, más allá de eso, la falta de diversión y variedad en algún aspecto de la vida provoca desmotivación, ya sea en el trabajo, la universidad o en las relaciones sociales y familiares. Tal desmotivación afectará el empeño y energía que se invierta en esa área de nuestras vidas y por consiguiente el producto final. 

Ahora bien, ¿qué tiene que ver todo esto con las relaciones de pareja? Sencillo. Dos grandes enemigos del matrimonio y de cualquier relación de pareja son la monotonía y la rutina. Sabemos muy bien que estos dos personajes producen estragos significativos en la vida de cada uno de los miembros de la relación.  

Monotonía y rutina en la relación de pareja

Al principio de la mayoría de las relaciones, éstos dos personajes están prácticamente comiendo banco como dirían los peloteros. Por otro lado, la novedad, las emociones que se generan tras la conquista, las salidas frecuentes, y el romanticismo, entre otros factores, asumen un rol protagónico durante esos primeros meses y hasta años de relación. Luego comienzan a aparecer en escena esos otros dos personajes: la monotonía y la rutina.

Éstos entran sigilosamente hasta que se van posicionando en la relación. Terminan encubriéndose con los estresores del día a día hasta que se apoderan de todo el libreto de aquella historia de amor que una vez fue emocionante y divertida.  En este punto, la relación ya deja de ser algo que genere disfrute, alegría, motivación y/o entusiasmo. Lo peor del caso, es que terminamos desmotivados en la relación y alejándonos cada vez más emocionalmente del otro.    

La realidad es que no tiene por qué ser así. El estar consciente de estos procesos sería el primer paso para combatir la monotonía y rutina en la relación de pareja. Una vez tenemos tal conciencia, el próximo paso sería tener la voluntad de actuar en contra de estos dos personajes. Lo próximo sería actuar.      

¿Qué podemos hacer para combatir la monotonía y rutina en la relación de pareja?

A continuación, algunas sugerencias:

  • Trabajar hacia el desarrollo personal a través del aprendizaje de una destreza nueva, un idioma, un deporte, disciplina, un instrumento, entre otras, permite que la pareja siga siendo algo novedoso para el otro a medida que va añadiendo aspectos nuevos a su vida haciéndose de ese modo menos predecible y más interesante. 
  • Tener proyectos individuales tales como trabajar el jardín, realizar un huerto casero, asistir como voluntario en alguna organización, y/o crear algún tipo de taller en el hogar como lo puede ser un taller de costura, cerámica, pintura, entre otros promueve que el otro se integre ya sea colaborando, asistiendo en la mano de obra, o apoyando de diferentes formas ese proyecto individual del otro. 
  • Leer de un tema que le pueda interesar a ambos de modo que puedan compartir de lo aprendido durante la cena o su tiempo como pareja.  
  • Interesarse en los intereses del otro buscando aprender, ya sea utilizando como herramienta de aprendizaje videos, libros, o audio, ayudaría a que el otro pueda compartir más de sus experiencias con su pareja al percatarse del interés del otro por lo suyo. 
  • Proponerse conocer lugares nuevos para luego invitar a la pareja a conocerlos y sorprenderlo.
  • Invitar a amistades en común a la casa o en algún otro lugar para compartir.
  • Tener iniciativa y sorprender al otro con aquello que sabe que le agrada.   
  • Buscar cantantes diferentes del género de música que le gusta al otro y así tener un tema de conversación.
  • Utilizar la tecnología como vehículo creativo para comunicar, por ejemplo, la lista del supermercado.
  • Desayunar o cenar en el balcón o en el patio.
  • Aprender a compartir los pensamientos y emociones respecto a diferentes áreas de sus vidas, promoviendo de este modo la intimidad emocional, la cual se logra al dejar que el otro tenga acceso a nuestro interior.    
  • Hacer actividades como pareja al aire libre en donde ambos puedan aprender cosas nuevas y/o divertidas.  
  • Tener proyectos juntos como tarea como puede ser viajes o aprender a tomar clases de baile.
  • En cuanto a la imagen, es importante traer variedad a los ojos de la pareja. Por ejemplo, las mujeres podrían hacerse peinados distintos como trensas, y los hombres dejarse la barba. En ambos, podrían utilizar colores de ropa diferentes; utilizar estilos de ropa variados, y/o de espejuelos podría también traer variedad a la relación.

Nuestra relación: Una gama de colores

Son innumerables las estrategias que se pueden hacer para prevenir la monotonía y la rutina en la relación. Más aun, la variedad en nuestras vidas no requiere siempre de una gran inversión de dinero. Muchas de las cosas mencionadas arriba requieren de poca o hasta ninguna aportación económica. De modo que, está de nosotros tener de forma consciente el querer provocar estos cambios tanto en nuestra persona como en nuestras acciones con el fin de combatir la monotonía y rutina en la relación.  

En conclusión, la vida no tiene por qué ser blanca y negra. Hay tantos colores y tonalidades que si nos encapsulamos en solo algunos, nos limitamos y nos hacemos aburrido para el otro.  En la variedad y la creatividad están los componentes que pueden mantener la diversión y el disfrute en la relación de pareja.