Nueve acciones a realizar en la relación de pareja

   Cuando Tobías conoció a Amelia, su agenda estaba bastante ocupada. Era estudiante de derecho, más trabajaba a tiempo parcial y practicaba uno de sus hobbies favoritos de forma frecuente. Por otro lado, Amelia, compartía una agenda similar con la añadidura de su participación activa en su comunidad religiosa. Sin embargo, el interés de ambos por trabajar la relación era tal que lograban organizar su agenda de manera que lograban crear tiempo para trabajar aspectos esenciales e importantes en lo que era la construcción de su relación. Ambos sabían que, de no hacerlo, no lograrían conocerse para poder establecer un compromiso en el futuro. 

                Al presente, llevan cinco años de casados. Sus agendas están más cargadas que hace seis años. Sin embargo, la práctica que tuvieron en su noviazgo les permitió prepararse para lo que sería la vida matrimonial. Día a día buscan activamente crear el tiempo para aquello que sostendrá la relación y que es importante para la misma. Ahora bien, ¿cómo se logra la creación del tiempo? La misma se logra a través de una buena administración del mismo.   

Administración del tiempo        

                La administración del tiempo en la relación de pareja es clave para que ésta se sostenga. Administrar implica lograr utilizar el tiempo que se tiene de forma sabia, organizada y eficiente. Inclusive, en muchas ocasiones administrar implica también crear tiempo donde no existe. Tanto la utilización como la creación del tiempo requiere el establecimiento de prioridades, reprogramación de compromisos, y flexibilidad ante los imprevistos y demandas del día a día.

¿Tiempo para que…?

                Identificar aquello a lo que hay que dedicar y crear tiempo es esencial para poder administrar sabiamente el tiempo. Las mismas pueden ser varias, mas intentaré identificar aquí las que considero más fundamentales. Estas serían: esperar, actuar, estar solos, recesar/descansar, enamorar, pensar en el otro, compartir y escuchar. Veámoslas en detalle.

  • Esperar: ¿Esperar qué? Por ejemplo, en ocasiones, se requiere tiempo para esperar que la otra persona logre procesar lo que se le comunicó; calmar sus emociones; y/o tomar decisiones. Apurar al otro o presionarlo es contraproducente para la misma relación, y a su vez, es una manera de no respetar su necesidad de tomarse su tiempo.
  • Actuar: hay ocasiones en que la misma ansiedad o los miedos obstaculizan la toma de acciones a favor de asuntos que impactarían positivamente la relación como pudiera ser resolver problemas financieros, de salud, del hogar, de la misma relación de pareja o de las relaciones con los hijos u familiares. La falta de acción en asuntos similares podría provocar frustración, decepción, ansiedad o cansancio en el otro. Por tal motivo, es esencial manejar las emociones que obstaculizan la toma de acción, para eventualmente poder actuar cuando se requiera.  
  • Estar solos: ciertamente el ser humano es gregario y relacional, mas esto no implica que no necesite de tiempo a solas para disfrutar de aquellas tareas y/o actividades que le guste hacer consigo mismo. Más allá de eso, estar solo permite pensar en si mismo, en sus necesidades, deseos, conductas hacia los demás, motivaciones e intenciones. Sin duda alguna, la reflexión interna es lo que permite determinar cómo estamos conduciendo nuestras vidas y si lo que hacemos nos dirige hacia el bienestar de la relación.
  • Recesar/descansar: entender que no somos maquinas es indispensable para crear tiempo para el descanso y la relajación. Buscar activamente la manera de crear ese tiempo es una manera de amarnos a nosotros mismos al reconocer nuestra vulnerabilidad como seres humanos y validar nuestras emociones de cansancio y estrés entre otras. Ignorar esas señales que nos da el cuerpo es no amarnos.
  • Enamorar: enamorar a la pareja debe ser una meta que nunca se expire. Constantemente es indispensable mantener viva esa llama del romance y la conquista. De tal forma se estaría valorando y apreciando al otro al no darlo por ganado.
  • Pensar en el otro: Si difícil es sacar tiempo para pensar en uno, más difícil puede llegar a ser sacar tiempo para pensar en las necesidades del otro y de sus emociones. Si este ejercicio no se realiza de forma consciente, se está obstaculizando el proceso de lograr ser empático y comprender al otro, y aún más, el poder llegar a acuerdos con éste durante la resolución de conflictos. Tal práctica permite que los acercamientos hacia el otro no sean egoístas sino más bien bondadosos.  
  • Compartir tiempo en pareja: sacar tiempo para compartir actividades entretenidas para ambos debe ser una prioridad en cualquier pareja. De lo contrario, la misma se puede convertir en una de deberes y trabajo y no de disfrute.
  • Escuchar: sacar tiempo para escuchar lo que el otro tenga que decir es un acto de consideración y bondad. No escucharlo es desvalidar las emociones que pueda estar experimentando e imposibilitando el que pueda satisfacer su necesidad de comunicarse y conectarse con el otro por medio de la comunicación.

Creando tiempo para lo importante

La vida no puede pasar en automático. Son las personas las que deciden que hacer y qué no hacer con su tiempo. Las excusas, justificaciones, y quejas cumplen su función de mantener al ser humano en su zona de comodidad. Son los factores perfectos para que vivamos vidas en rutinarias, y poco satisfactorias. Crear tiempo para lo importante es lo que permitirá que verdaderamente se pueda experimentar una vida con la que se experimente satisfacción y alegría. Así que, ¿estás sacando tiempo para lo importante?

Dra. Libna Sanjurjo. La autora es psicóloga clínica con práctica privada en Hato Rey. lasanjurjo@gmail.com