La singularidad de ser mujer

Nutrir emocionalmente: uno de los regalos de la mujer

Lorena y Joaquín dialogaban sentados en las escaleras. Joaquín la miraba silenciosamente con cierta incomodidad percibida en su postura, la cual estaba relacionada a su inseguridad en torno a cómo actuar o decir ante la comunicación de ella. Mientras más compartía ella sus emociones, mas permeaba el silencio por parte de él. De repente, ella comenzó a llorar y, como un impulso natural, Joaquín extendió su mano en su hombro y le dijo: “No te pongas así Lorena. Yo te amo flaca.” Lorena acercó su mano al rostro de Joaquín para acariciarlo, lo besó en la mejilla y le dijo: “Yo también te amo Joaquín.”  Hacían meses que ella no tenía un gesto y palabras de amor hacia él.      

La esencia especial de toda mujer

                La mujer tiene una esencia especial que he ido observando a lo largo de mi experiencia profesional. Me refiero a su capacidad de nutrir emocionalmente a través del cuidado, apoyo, consuelo, cariño, ternura, atenciones, y alegría que le brindan al otro. Sin embargo, muchas veces son traicionadas por sus propias emociones. Emociones que han sido detonadas por los estresores de la vida, asuntos personales sin resolver y por las acciones o falta de acción de sus parejas, provocando que se cohíban o desmotiven, dejando de brindar todo ese nutrir emocional que saben dar.

Por ejemplo, una mujer que ha pasado todo el día trabajando y luego llega para asistir a sus hijos pequeños termina sin energía para poder tener momentos de cercanía con su pareja. Con el tiempo se va acumulando todo el estrés del día a día dejándola sin inspiración o motivación para nutrir emocionalmente. De igual forma, mujeres que experimentan la lejanía emocional de sus esposos terminan sintiéndose cohibidas y no bienvenidas por ellos, lo que provoca que se protejan emocionalmente y dejen de dar lo que antes solían dar.     

El efecto de esa trampa termina viéndose reflejado en la relación. El hombre comienza a carecer de la fuente que lo alimentaba a nivel emocional. Comienza a carecer del cuidado, apoyo, animo, cariño, ternura, pasión, y todo el amor que una mujer puede dar. Se sienten lastimados y resentidos ante la lejanía de ellas, lo cual perpetua un ciclo de desconexión que va deteriorando la relación poco a poco.  

¿Cómo lograr que una mujer vuelva a nutrir emocionalmente a su pareja?

                Por un lado, la mujer tiene la responsabilidad de aprender a manejar sus emociones de modo que éstas no obstaculicen el que ellas puedan brindar lo que son capaces de dar, y también de resolver asuntos personales como lo pueden ser inseguridades, baja autoestima, y/o experiencias traumáticas del pasado.

Por otro lado, es mucho lo que el hombre puede hacer también para despertar esa esencia en ellas, ya que muchas veces son sus acciones o falta de acción las que apagan su deseo de nutrirlos. Entonces, ¿cómo pueden ellos contribuir a ese despertar en ellas? A través de uno de los factores que más anhela toda mujer, la comunicación.   

Activando su capacidad de nutrir emocionalmente  

                Para muchos hombres llega a ser un enigma el saber cómo dirigirse a una mujer en especial cuando éstas están en su experiencia emocional. Se sienten muchas veces poco experimentados o carentes de recursos y destrezas sociales que le permitan conducirse apropiadamente. Uno de esos recursos y/o destrezas es la comunicación. Así que, haré énfasis especial en lo que es la comunicación verbal y no verbal hacia ella.

Ante todo, es esencial que el hombre, más allá de aprender a comunicarse, aprenda también a controlar sus emociones de modo que se cree el ambiente necesario para la comunicación sea efectiva.

Comunicación verbal    

  • Emociones: déjale saber lo que sientes. Identifica las emociones que experimentas en la relación luego de haber tenido una diferencia con ella.  
  • Pensamientos: déjale saber lo que piensas en torno a lo que ocurrió entre ustedes. No esperes tener todo bien organizado en tu mente para comunicarte con ella. A veces, solo se necesita sincerarse con el otro, aunque no tengamos claro todo en la mente. Déjale saber que solo le estas compartiendo tus pensamientos.
  •  Afirmar con palabras: afirma tu compromiso y amor para con ella y la relación. Déjale saber que las diferencias que experimentan no desvalida tu querer para con ella.
  • Seguridad: déjale saber que es seguro para ella expresarte sus emociones y pensamientos. Que la quieres escuchar y entender. 
  • Validar: validar es hacerle ver a la otra persona que está bien decir lo que siente; y que su emoción es genuina y única de su propia experiencia emocional.   

Comunicación no verbal

                Hablar es indispensable para una buena comunicación. Sin embargo, existen otras maneras no verbales para lograr trasmitir un mensaje al otro. Para una mujer, esa comunicación no verbal es sumamente especial. A veces, sobran las palabras y lo único que una mujer necesita va más allá de cualquier frase o palabra, en especial en momentos de tristeza, ansiedad o dolor. ¿A qué me refiero? Me refiero al tacto, ¿cómo?, por ejemplo: un abrazo, tomarle la mano, acariciarla, y/o mirarla a los ojos, entre otros gestos no verbales que la hacen sentir protegida, cuidada, amada, y consolada.

Disfrutando su regalo

                Ningún hombre debería perderse la oportunidad de recibir todo lo hermoso que una mujer puede dar. Mas todo eso no llega de manera espontánea o fácil. Es importante que el hombre aprenda a tratar a una mujer y a provocar en ella todo lo bello que ella puede dar. Por otro lado, es importante que la mujer cultive esa esencia en ella procurando aprender a manejar sus emociones y a trabajar con todo aquello que pueda estar obstaculizando el que ella se dé a sí misma para el hombre al que eligió amar. Solo así ambos podrán disfrutar del regalo que tiene toda mujer; el regalo de nutrir emocionalmente.

Dra. Libna Sanjurjo. La autora es psicóloga clínica con práctica privada en Hato Rey. lasanjurjo@gmail.com

¿Qué es lo que realmente conecta emocionalmente a un hombre con una mujer?

Hace varios años atrás me encontraba caminando en un parque del Condado. A lo lejos, me encontré con un viejo amigo que llevaba tiempo sin ver. Como no tenía prisa, decidí tomar un descanso y sentarme a dialogar. En medio de la conversación, salió el tema de su ex esposa. Me expresó que luego del divorcio había tenido mucho tiempo para pensar. Aquella tarde, me dijo que su mayor pesar dentro de la relación se debía principalmente a que no había podido encontrar en ella una compañera de vida. Una amiga que se interesara en sus intereses y que disfrutara compartir con él las actividades que tanto le gustaban como lo era ir a la playa o escuchar música de jazz.

Luego de escucharlo decir esas palabras, el silencio se apodero del ambiente por varios minutos. Sus ojos me miraron fijamente y luego volteo su mirada hacia el lado. Era como si por primera vez hubiera podido apalabrar lo que realmente su corazón sentía.     

Mucho más que sexo

Sus palabras trajeron a mi mente esta pregunta: ¿es cierta esa percepción social general que sugiere que al hombre solo le interesa el sexo o que solo buscan un cuerpo atractivo en una mujer? La respuesta es no. Con el tiempo, me he dado cuenta de que existen otros aspectos que tocan las fibras más profundas en el corazón de un hombre.   

En terapia, he podido escuchar sus historias, sus carencias emocionales, miedos, frustraciones y anhelos. Los he ayudado a verbalizar aquello que se le hace difícil poner en palabras. Me he dado cuenta que sus necesidades son emocionales, sociales, recreacionales e intelectuales como lo son para cualquier mujer.  He podido entender como muchas veces por causa de esa mala percepción de sus necesidades, terminamos prejuiciándolos, haciéndonos poco empáticos a sus emociones y necesidades.

La pobre comunicación: enemigo de los hombres  

¿Qué es lo que abona a esta percepción de los hombres? Sin lugar a duda, la falta de destrezas en comunicación. Por un lado, los hombres tienden a actuar más de lo que hablan. Al no comunicar directamente lo que necesitan a nivel emocional, terminan actuando dejando paso a que las mujeres malinterpreten sus acciones.

Por ejemplo, una de las necesidades de los hombres es tener tiempo para compartir con sus amigos varones. Cuando buscan esos encuentros sin comunicar el bienestar que les provoca ese compartir y la importancia que tiene eso para ellos, las mujeres terminan sintiéndose excluidas o pensando que sus amigos son más importantes que ellas. Por tal razón, la pobre comunicación es el enemigo número uno de los hombres en lo que materia de relaciones se trata.

Conexión con una mujer

                ¿Qué es lo que realmente conecta emocionalmente a un hombre con una mujer? Es mucho lo que podríamos responder, pero intentaré resumir algunas de las respuestas a esta interrogante.     

  • Una amiga en la que puedan confiar y disfrutar buenos momentos. Esa persona con la que puedan compartir sus miedos, inseguridades y frustraciones, pero también sus alegrías, logros, anhelos, intereses y sueños. 
  • Respeto. Para ellos es bien importante el respeto a sus creencias, intereses, a sus emociones y a su persona en general.  
  • Alguien que crea en ellos. Que crea en sus ideas, habilidades, capacidades, y proyectos.
  • Soledad. Podría decir que un buen número de hombres no necesitan estar con su pareja todo el tiempo, lo cual no significa que no las aman. El tiempo solo con ellos mismos les permite pensar y valorar a la persona que tienen a su lado.
  • Aceptación incondicional. La vergüenza que llega a provocar en ellos sus debilidades, inseguridades y fallas nos les permite expresarlas a su pareja muchas veces por el temor al rechazo. Terminan encubriendo las mismas en una aparente fortaleza que esconde su verdadero yo y limita lo que es la intimidad emocional. Por tal razón, tener una mujer que los acepten con todo y sus faltas significa mucho para ellos.   
  • Valoración y validación de sus esfuerzos. Reforzar o dejarle saber que valoramos los esfuerzos que hacen por proveer al hogar; y/o resolver algún problema entre otros esfuerzos los motivan a continuar haciéndolo. A su vez, el refuerzo no tiene que ser verbalizado todo el tiempo. Una palmadita en la espalda; una caricia en el rostro, entre otras expresiones afectivas físicas pueden ser más que suficientes para que sigan esforzándose.    
  • Amistad con otros varones. Un hombre necesita de amistades masculinas con las que pueda compartir intereses, emociones y proyectos.  
  • Ser comprendidos. Muchas veces los hombres se sienten incomprendidos por la mujer y gran parte de esa incomprensión proviene a causa de ellos mismos. El no saber comunicar efectivamente sus necesidades y emociones deja a las mujeres sin un mapa para poder entender lo que ocurre dentro de ellos. A su vez, esa incomprensión que experimentan termina provocando que se encierren más en sí mismos dejando los conflictos sin resolver.    
  • Ser escuchados y apoyados. Los hombres al igual que las mujeres necesitan que los escuchen y los validen sin que los enjuicien o los critiquen.  
  • Confianza. Que confíen en sus capacidades, destrezas, juicio, decisiones, solución de los problemas y manera de actuar.
  • Una mujer a la que admiren y les añada lo que ellos no tienen.
  • Que su mundo no gire en torno a ellos. Esto es bien importante. Mujeres que sean capaces de voltear hacia ellos, pero que a su vez tengan también sus propios proyectos, intereses y relaciones interpersonales.     
  • A nivel general, mujeres que: sepan manejar sus emociones; los hagan reír y olvidar sus preocupaciones; optimista; que se involucren en sus intereses y se aventuren con ellos; que los aconsejen y les compartan su manera particular de ver la vida; una chispa de locura, aventura y espontaneidad; y disposición para resolver los conflictos de la relación.  

Llegar a su corazón

Hay que reconocer que inicialmente es el físico lo que cautiva y atrae a los hombres. A su vez, y sin lugar a duda, sus necesidades sexuales tienen bastante relevancia en sus vidas.

No obstante, al pasar del tiempo, el físico y lo sexual no sostiene el que un hombre quiera permanecer en una relación de pareja. Se requiere mucho más para llegar profundo al corazón de un hombre. Lograr cautivar a un hombre no tan solo con el físico sino también con la personalidad misma, la actitud hacia ellos, hacia los retos de la vida, y hacia los demás es lo que al final del camino lo mantendrá conectado a la mujer que decidieron amar.   

Dra. Libna Sanjurjo. La autora es psicóloga clínica con práctica privada en Hato Rey. lasanjurjo@gmail.com   

La importancia de afirmar palabras cuando amas

Lira y Franco se encontraban cenando en uno de los restaurantes más antiguos de la ciudad. La noche fluía de maravilla para ambos. Habían pasado dos años desde que Lira aceptó iniciar una relación con Franco. Las acciones de Franco durante todo ese tiempo hablaban de sus sentimientos, pero por alguna razón no los expresaba.  

Al salir del restaurante, caminaron hacia el campanario de la ciudad antigua y mirándola a los ojos le dijo: “Lira, gracias por darme la oportunidad de conocerte y de compartir todo este tiempo contigo. Cada día que paso a tu lado se reafirman mis sentimientos hacia ti. En mi mente y corazón no caben dudas. Hoy mas que nunca estoy seguro que te amo.” Sus palabras le llegaron al alma. Aquella noche ella lloró de emoción al escucharlo decir lo que por tanto tiempo su corazón anhelaba oír.

Palabras de afirmación: Sembrando en la mente del otro  

Lo que Lira escuchó aquella noche fueron palabras de afirmación. Cuando consideramos lo que son las palabras de afirmación en las relaciones interpersonales, nos referimos a las palabras que afirman en la mente del otro un sentimiento, una intención, o un anhelo hacia esa persona.

Afirmar es un verbo que implica sostener, dar firmeza y/o asegurar algo a una superficie. Por ejemplo, ese algo podría ser un árbol que se afirma a la tierra. De igual forma, afirmar una palabra en la mente del otro es, metafóricamente, el equivalente de afirmar o sembrar un árbol en la tierra que, con el tiempo, dará frutos. En el caso de las palabras, los frutos serían las emociones que se generan en el corazón de la persona que las escucha.

Impacto de las palabras de afirmación

                Las palabras de afirmación son el mecanismo que se utiliza en la comunicación para brindar certeza y seguridad a la persona a quien se le comunica la palabra. Por ejemplo, Leonel le afirmó a Mariela su compromiso de asistirla en la fiesta del sábado. Su afirmación le brindó seguridad y le dio la certeza que tendría ayuda para esa actividad, lo cual la hace sentir despreocupada y tranquila. Ese es precisamente el impacto de las palabras de afirmación, brindar certeza y seguridad a la persona que la escucha.    

Palabras de afirmación en las relaciones de pareja

                En las relaciones de pareja, las palabras de afirmación son una de las maneras en las que se manifiesta el amor de una persona hacia otra. A través de ellas, se afirma en la mente del otro el sentimiento agradable que se experimenta; las intenciones que se tienen; y el interés, compromiso, y confianza hacia esa persona. Por ejemplo: “cuenta conmigo”; “confío en ti”; “te apoyo”; “te extraño”; “me interesas”.    

                A su vez, para muchas personas las palabras de afirmación son una de las manifestaciones de amor mas fundamentales. Pueden saber que el otro los ama por sus acciones, mas su carencia de palabras de afirmación no permite que surjan emociones mas específicas que los ayuden a adquirir certeza de sus sentimientos e intenciones. En otras palabras, las afirmaciones habladas son una manera de asegurar y/o sostener en la mente del otro lo que ya de alguna forma u otra se sabe. Es como colocar una tienda de acampar y asegurarla con sogas o clavos.      

Razones por las cuales no brindan palabras de afirmación

                Cada individuo posee personalidades y diferentes historias y experiencias de vida que moldearon las maneras en que manifiestan su amor.Por tal razón, pueden existir diferentes razones que podrían explicar el porque se le hace difícil para algunas personas brindar palabras de afirmación. Veamos algunas:    

  • Se criaron con padres que actuaron a favor del amor que sentían hacia ellos pero, nunca supieron como afirmar con palabras sus sentimientos.  
  • No tienen certeza de sus propias emociones y prefieren darse tiempo a que el sentimiento se asiente en sus corazones para poder brindar esas palabras de afirmación.
  • Miedo a provocar una emoción o reacción en el otro que los lleve a comprometerse cuando aún no se sienten preparados para el compromiso. 
  • La presencia de emociones no agradables detonadas por las acciones del otro lo cual los cohíbe de afirmar palabras de afecto, motivación o apoyo.
  • Falta de destrezas de comunicación.     
  • Valoran más las acciones que las palabras.  

Palabras que necesitan ser dichas

                Las palabras son la puerta que tenemos para que los demás accedan al mundo interior de cada persona. Por sus puertas podemos conocer sus emociones, pensamientos, anhelos, e intenciones. No existe otra forma de poder conocer con certeza lo que provocamos en el otro sino es por medio de palabras de afirmación. 

                De modo que, ya sea porque no aprendieron a decirlas o por miedo u otra razón, tomar la determinación de crear el hábito de brindarlas como una de las expresiones de amor que tiene para dar, será una de las decisiones más saludables que pueda tomar en la vida en favor de su relación de pareja. Afirmando el amor con palabras y acciones fortalecerá no tan solo los lazos en su relación de pareja sino también toda relación familiar, de amistad, laboral o social.

Dra. Libna Sanjurjo. La autora es psicóloga clínica con práctica privada en Hato Rey. lasanjurjo@gmail.com

La evolución del amor

¿Qué significa ser un compañero de vida? 

Hace varios años atrás, un militar me platicó acerca del tipo de relación especial que se daba entre los soldados.  Según el, cada militar tenía asignado lo que llaman un “buddy” o compañero de milicia, el cual tenía la responsabilidad de velar la espalda del otro de manera que su compañero pudiera enfocarse en hacer la función designada. 

Me compartía que ese tipo de dinámica se basaba gracias a una confianza plena en las destrezas y compromiso del otro. Confiar implicaba descansar en la protección del otro, lo cual permitía que éste se enfocara en sus tareas. De esta forma, ambos trabajaban cooperativamente a favor de la misión. 

Más allá de una pareja, todos buscamos un compañero de vida   

Al escuchar sus palabras, pensaba en la similitud de su relato con la experiencia romántica entre parejas. Un compañero de vida, al igual que un “buddy”, logra proveer esa protección y cuidado que el otro necesita, y que, a su vez, promueve que se desarrolle la confianza hacia el otro. En caso de la ausencia de esa confianza, el sentido de sobrevivencia y de protección llevaráa que la pareja se desenfoque de la relación, de la visión en común y de las tareas de cada uno, provocando a su vez que cada cual asuma una actitud defensiva y egoísta dirigida a velar por el bienestar propio.  

¿Por qué es necesario amar para ser compañero de vida? 

Más allá de esto, un compañero de vida se convierte en ese alguien que logra transcender el verbo quererpara accionar en lo que es el verbo amar.Para comprender esta aseveración más claramente, es necesario clarificar la diferencia entre querer y amar.  

Quereres una palabra que proviene del latín y significa “tratar de obtener”. En cuanto al amor, podríamos definirlo como un conjunto de conductas y actitudes que resultan desinteresados e incondicionales hacia otra persona. De modo que, la definición del querer tiene más que ver con uno mismo que con el otro. Por el contrario, amar según la definición, está más ligado al otro que a uno mismo.

Ahora bien, ¿por qué es necesario amar si quiero ser el compañero de vida de alguien?La respuesta estriba en que el querer puede llegar a ser pasajero. Hoy puedo querer algo y mañana no. Sin embargo, ser compañero de vida implica un compromiso para toda vida. Por lo tanto, se requiere de una fuerza profunda y duradera que permita sobrepasar las adversidades y batallas que se presentan en la vida matrimonial. Esa fuerza no es otra cosa que el amor. 

Trascendiendo del querer al verbo amar

Al considerar las experiencias románticas de estos tiempos, existe una tendencia que se dirige más hacia el verbo quererque hacia el verbo amar en nuestra sociedad actual. Buscamos obtener esa experiencia que nos venden en las películas, novelas, y/o canciones, y que logra alimentar nuestras emociones. Nos dirigimos hacia ese otro buscando obtener atención, aprecio, sexo, comprensión entre otras necesidades emocionales. Cuando esto no se da, comenzamos a demandar y a reclamar, lo cual trae un sin número de conflictos a la relación. Desafortunadamente, en ese querer terminamos hiriendo al otro cuando ya no es capaz de suplir tales necesidades. 

Por el contrario, el que ama: busca la satisfacción del otro, su alegría, su tranquilidad, su desarrollo como individuo, y su bienestar en general; intenta entender al otro y empatizar con él/ella; y busca suplir sus necesidades. En pocas palabras, amar tiene que ver con lo que yo puedo hacer por el otro y no con lo que el otro puede hacer por mí.

Plantearnos preguntas como las siguientes podría ayudarnos a ubicarnos donde estamos parados con respecto a nuestra disposición de querer versus amar:

  • ¿logro identificar cualidades en ese otro que me motivan a agradarle, complacerle, cuidarlo, servirle, protegerlo, acariciarlo, afirmarlo, o pasar tiempo con el/ella?
  • ¿cuánto quiero satisfacer yo las necesidades de ese otro? 
  • ¿Soy feliz al lograr hacer feliz a ese otro o busco solamente que me hagan feliz a mí?
  • ¿busco dar o solo recibir?

Lograr evolucionar del quereral amares parte de esa transformación que cada pareja comprometida debería aspirar a alcanzar. Lamentablemente, el querernos limita al mantenernos en un estado egoísta que no nos permite ir mas allá de nosotros mismos. Es amando que logramos crecer y madurar como individuos. 

¿Cómo logro ir más allá del querer en mi relación matrimonial?            

            El quereres parte de esa experiencia romántica que todos en algún momento de nuestras vidas vamos a experimentar, más no debería ser nuestra meta final. Anhelar trascender de esa experiencia y movernos hacia la experiencia de amar significaría lograr experimentar la manifestación de humanidad más grande que cualquier persona puede llegar a alcanzar.  

            La realidad es que no existe formular exacta para aprender a amar. De hecho, para algunas personas amar no ha sido parte de su experiencia y por consiguiente se les hace difícil hacerlo ya sea por lo heridos que están; por sus carencias afectivas; sus necesidades insatisfechas; por el mal modelaje recibido por sus padres; por miedo a sentirse vulnerable; y/o el pobre manejo de sus emociones. Sin embargo, al ser el amor una decisión, podemos trazar una guía que nos permita comenzar a concretizar tal acción. 

A continuación, algunas tareas a realizar: 

  • Amarse primero a si mismo siendo bondadosos y compasivos.  
  • Aprender a ser feliz y a estar en paz con la propia persona resolviendo los asuntos sin resolver de la infancia y el pasado. 
  • Buscar fuentes alternas de satisfacción personal y felicidad que no dependan de lo que el otro me puede dar. De esa manera estará lleno emocionalmente para poderle dar a su pareja.  
  • Aprender a resaltar las fortalezas de mi pareja y enfocarme en ellas y en sus esfuerzos a favor del hogar. 
  • Practicar la tolerancia y la paciencia; ser agradecidos y respetar al otro; buscar satisfacer las necesidades del otro; y aprender a valorar lo que mi pareja valora y hace por mí.

Amar: el camino hacia un compromiso de por vida  

Cuando decidimos amarnos convertimos en ese compañero de vida que está dispuesto a acompañar a ese otro en las buenas y en las malas; en la salud y en la enfermedad; en la abundancia y en la pobreza. Solo amando podemos ser ese compañero de vida que todos en lo más profundo de nuestro ser deseamos.     

Dra. Libna Sanjurjo. La autora es psicóloga clínica con práctica privada en Hato Rey. lasanjurjo@gmail.com