Recuerdo muy bien el momento cuando empezó mi interés por los viajes. Me encontraba a inicios de mis veinte y había terminado mi bachillerato. A modo de celebrar mi graduación, decidí planificar junto a mi hermana nuestro primer viaje al Viejo Mundo.
Sin lugar a duda, viajar es una experiencia divertida y relajante. Sin embargo, la preparación, la cual no puede faltar, puede llegar tanto a generar estrés como también a consumir mucho tiempo de nuestra agenda y energía. Sin tal preparación, el viaje podría volverse una experiencia no grata o muy accidentada.
Una aventura de dos
Las relaciones románticas o de pareja son como un viaje, una de esas aventuras que activan todos nuestros sentidos. En ambas, se experimentan emociones que van desde emociones agradables con la capacidad de generar un disfrute único y bienestar en general, y otras no tan agradables. Entre éstas emociones podríamos mencionar: la expectativa, la sorpresa, el cansancio, la seguridad, la soledad, el miedo, la determinación, la alegría y la relajación, entre muchas otras.
Más allá de lo mencionado, ambas te transforman. Son catalizadoras que producen cambios; prueban nuestros límites; y permiten que descubramos aspectos nuevos de nuestra persona e inclusive que nos enfrentemos a nuestros temores e inseguridades.
¿Cómo prepararnos entonces para la aventura de estar en pareja?
Al igual que en los viajes de aventura, en las relaciones de pareja se requiere de preparación, de lo contrario, la relación se puede convertir en una muy difícil y accidentada. La preparación ciertamente toma más tiempo que una preparación para un viaje. La realidad es que no es de extrañar que sea así ya que se aspira a que una relación de pareja pueda ser algo a largo plazo. Por lo tanto, se requiere que tengamos un fundamente sólido para poder enfrentar los retos de tal aventura. Por consiguiente, adquirir una fundación solida definitivamente toma tiempo.
Veamos tres “check list” importantes a desarrollar para tal preparación:
- Aprender a ser amigo/a
La preparación podría iniciar a partir del momento en donde aprendemos a ser amigos, ya sea en la infancia o adolescencia. La amistad, como relación interpersonal, nos permite desarrollar conexiones emocionales; y desarrollar nuestras destrezas sociales, de comunicación y resolución de conflictos. A su vez, promueven el desarrollo de la intimidad emocional (ese compartir de emociones con el otro). Sin lugar a duda, en la amistad, aprendemos a considerar al otro; a compartir de lo nuestro; a ceder ante un desacuerdo; a ser paciente, entre muchas otras cosas. Todas éstas esenciales al momento de iniciar y mantener una relación de pareja.
En esa misma línea, aprender a ser amigos del sexo opuesto, en lo que respecta a las relaciones heterosexuales, también sería parte importante de la preparación. Durante esa interacción heterosexual uno aprende a relacionarse con ese otro. En esa relación, logramos aprender a entenderlo y a conocer tanto sus necesidades; sus maneras de pensar y procesar información; y su esencia en lo que caracteriza tanto a la mujer como al hombre.
De esa forma, logramos relacionarnos de una manera más profunda y significativa más allá de una con un enfoque puramente sexual, logrando de este modo que nuestra relación de pareja transcienda más allá de lo sexual.
- Asuntos sin resolver del pasado
Considerar nuestra historia personal es un preparativo importante para lo que será nuestra historia en pareja. Durante nuestra crianza, pudieron haber existido experiencias difíciles de vida tales como el maltrato físico y psicológico por parte de los padres, o abuso sexual, entre otras. Todas éstas con el potencial de impactar nuestra personalidad, y por consiguiente nuestra conducta, pensamientos y emociones, afectando eventualmente la interacción con ese otro.
Por lo tanto, tomar tiempo para evaluar nuestra historia con el fin de identificar y trabajar aspectos que puedan afectar nuestra relación en pareja debe ser prioridad durante nuestra preparación.Un profesional de ayuda podría asistir en tal proceso.
- Adquisición de nuevo conocimiento
Llegar a la aventura de estar en pareja sin saber cómo lidiar con lo que nos vamos a enfrentar no sería nada sabio. Por ejemplo, viajar a Noruega sin llevar un “rain jacket” y un buen abrigo nos haría incapaces de enfrentar el clima lluvioso y frío del país. De igual modo, llegar a una relación sin el conocimiento suficiente para enfrentar y resolver los retos de estar en pareja como lo son la convivencia; la crianza de hijos; los desacuerdos; y el manejo de estrés, entre otros, sería como ir a Noruega sin un “rain jacket”.
¿Dónde la podemos adquirir ese conocimiento? Existen múltiples fuentes tales como: libros sobre relaciones de pareja; páginas de redes sociales y “websites” de profesionales expertos en relaciones; artículos de periódicos/revistas; talleres, seminarios y/o retiros ofrecidos usualmente por la comunidad religiosa; y consejería o educación prematrimonial.
Lo mejor de nosotros
No hay que esperar tener pareja para iniciar este proceso de preparación. ¡Podemos empezar hoy mismo nuestro “check list”! De esa forma, estaremos preparados para poder darle lo mejor de nosotros a esa persona que elegiremos para ser nuestro compañero de viaje en esa aventura tan emocionante llamada amor.